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“ INNOVACIÓN EN EPP PARA PROTECCIÓN DE LA PIEL: NECESARIA EN LA RESPUESTA A LA COVID-19 ”

- Brian Moseley is Technical and R&D Manager for Showa Group

Ahora que la pandemia por COVID-19 ha aumentado la conciencia de los países en cuanto a la importancia de una protección eficaz de la piel y de las manos, los gerentes de todo tipo de instalaciones han tenido que hacer frente a este virus en formas inusitadas.

Por Brian Mosely

Los gerentes de seguridad de las instalaciones ya debían hacer frente a un panorama complejo y cambiante de emergencias y desastres potenciales para los que debían prepararse incluso antes de declararse la pandemia por coronavirus. Hoy en día, gerentes y profesionales reescriben las reglas —si es que en algún momento las hubo— para proteger a los trabajadores, a los ocupantes de las instalaciones y a los consumidores de los riesgos de salud derivados de la COVID-19.

Las instalaciones de fabricación, de atención sanitaria, de procesamiento de alimentos, gubernamentales y otro tipo de instalaciones que deben determinar la forma de operar en condiciones de seguridad —y cuyos trabajadores de primera línea prestan servicios esenciales y de utilidad al público— se enfrentan a desafíos complejos. Una de las áreas clave es el uso de equipos de protección individual (EPP) para protección de la piel. En este sentido, la Administración para la Salud y la Seguridad en el Trabajo (OSHA) del Departamento de Trabajo de EE. UU. ha publicado una serie de directrices sobre el uso de guantes, protecciones para ojos y cara, y otros tipos de EPP.

En lo relativo a los guantes, se combinan prácticas recomendadas e innovación para, por ejemplo, crear guantes de nitrilo desechables de mayor rendimiento que protejan a los trabajadores de la COVID-19, de sus compañeros de trabajo y de otros peligros para piel. Para los gerentes de seguridad de las instalaciones, llegar a entender mejor los requisitos de los guantes, los distintos tipos de protección que estos proporcionan y los progresos en materia de innovación a la hora de reducir el impacto ambiental de los guantes desechables puede contribuir a mejorar la seguridad de los trabajadores.

En 2016, la Organización Internacional de Normalización (ISO) renovó sus estándares de pruebas internacionales aplicables a los guantes de protección frente a productos químicos peligrosos y microorganismos, incluidos virus, bacterias y hongos. Las medidas de pruebas revisadas incluyen tres áreas principales que los fabricantes de guantes deben evitar:

Penetración: los guantes deben ofrecer resistencia a todo tipo de roturas o imperfecciones que pudieran permitir la entrada de productos químicos o microorganismos e infectar la piel del usuario.

Permeabilización: medición de los tiempos de penetración, o de cuánto tarda el material peligroso en entrar en contacto con la piel tras perforar la superficie del guante.

Degradación: el cambio en la composición física del guante como resultado del contacto con un material determinado. La degradación puede reconocerse por un cambio en el color, el aspecto o la textura del guante.

No todos los guantes están igual de equipados para proteger frente a los patógenos no detectables a simple vista. Los fabricantes y distribuidores de guantes deben llevar a cabo pruebas rigurosas para asegurarse de que sus productos cumplan los estándares más recientes del sector. Elegir guantes que cumplan los criterios mencionados con anterioridad es la base para proteger a los trabajadores del sector, pero las empresas pueden hacer aún más.

Los guantes de nitrilo desechables existen y se utilizan desde 1991. Se crearon inicialmente como solución a las reacciones alérgicas a las proteínas del látex natural, un problema frecuente en los momentos más álgidos de la pandemia del SIDA. Los guantes de nitrilo también proporcionan mayor resistencia a la tracción y mayor durabilidad que un guante de látex de hule convencional, lo cual los convierte en la protección idónea para personal de primeros auxilios, empleados de seguridad en el transporte, trabajadores de laboratorios químicos y personal dedicado al procesamiento y la manipulación de alimentos.

Los productos desechables tienen un inconveniente: raramente se desechan de la forma correcta. Cada año, en el mundo se desechan más de mil millones de guantes. Colocados uno tras otro formando una hilera continua, serían 21,2 millones de kilómetros de guantes (o 530 vueltas al mundo). Se trata de una estadística preocupante que, además, aumentará cada año debido a la enorme cantidad de guantes de nitrilo desechables desplegada para combatir la COVID-19.

Muchos gerentes de instalaciones deben hacer frente a la siguiente pregunta: ¿cómo desechar estos guantes de un modo responsable con el medio ambiente? En los últimos años, se ha puesto más énfasis en incorporar iniciativas «verdes» a la fabricación de EPP. Ahora, muchas empresas suelen tener implantadas iniciativas ecorresponsables destinadas a buscar EPP fabricados con materiales sostenibles que no disminuyan la calidad del product.

Una de las innovaciones tecnológicas clave en la fabricación de guantes de nitrilo ha sido la introducción de materiales biodegradables. Una vez que estos guantes biodegradables se descartan y desechan en vertederos activos, los microorganismos excretan enzimas que descomponen las uniones de los polímeros de nitrilo. Donde antes había un guante, solo quedará suelo orgánico, agua, dióxido de carbono y metano. El suelo, enriquecido, incluso puede impulsar el crecimiento de nuevas plantas.

Los estudios han demostrado que estos materiales no alteran el aspecto, la elongación ni las propiedades tensoras de los guantes de nitrilo. También conservan el mismo rendimiento y protección frente a productos químicos, virus y bacterias. Los resultados de algunas de las pruebas realizadas demuestran que estos productos se degradan hasta en un 60-70 % en poco más de un año.

Ahora que la pandemia por COVID-19 ha aumentado la conciencia de los países en cuanto a la importancia de una protección eficaz de la piel y de las manos, los gerentes de todo tipo de instalaciones han tenido que hacer frente a este virus en formas inusitadas. Los guantes de EPP duraderos y ecológicos y otros productos que protegen las manos de los trabajadores de todo tipo de amenazas —incluidos virus, bacterias, productos químicos y otros materiales peligrosos— son el tipo de producto en el que deberían invertir los gerentes de las instalaciones para maximizar la seguridad de los empleados en estos tiempos inciertos.

Brian Moseley es director técnico y de I+D del Grupo SHOWA.

https://fsmmag.advanced-pub.com/?issueID=113&pageID=28

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